Hace más de cuatro décadas, nuestro padre llegó a Osa como vendedor de productos agrícolas. Cada vez aumentaban sus visitas y con el tiempo se sintió parte de la comunidad. Así, compró una finca agrícola, que desarrolló con mucho cariño y responsabilidad por el resto de su vida.

Aquí conoció a mi madre y aquí crecimos nosotros, sus tres hijos, disfrutando del calor y la libertad que este pedacito de tierra nos ha dado siempre. Aquí viven miles de recuerdos familiares en medio del esfuerzo por restaurar y conservar el espíritu histórico de esta casa, así como perpetuar la memoria de nuestro padre, quien ya no está con nosotros, pero siempre quiso compartir este espacio y hacerlo el lugar feliz de todo el que lo visitara. Les damos la bienvenida a nuestra casa, pequeño paraíso, para que construyan sus recuerdos felices y sean parte de esta historia.